El presidente de la patronal malagueña y andaluza, Javier González de Lara, fue el primero que llamó la atención públicamente sobre la paradoja que sufre Málaga con el paro: cuanto mejor va su economía, más le cuesta bajar su cifra de desempleo. La causa es sencilla de comprender: debido a su dinamismo económico, Málaga atrae más población de la que puede digerir su mercado laboral. La Estadística de Variaciones Residenciales en Andalucía del año 2017 viene a confirmar la poderosa atracción que ejerce la provincia a nivel demográfico, no sólo sobre los demás territorios andaluces sino sobre población venida de otros países. El año pasado, 27.945 personas llegadas del extranjero establecieron su domicilio en Málaga, una cifra que representa casi el 38% del total de inmigrantes llegados a Andalucía desde el exterior. La segunda provincia del ranking, Sevilla, recibió algo más de 9.000, es decir, tres veces menos.

Los movimientos del exterior provinieron fundamentalmente de Marruecos, Reino Unido y Rumanía, según los datos difundidos por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). Y dentro de estas entradas hay que contar las llamadas ’emigraciones de retorno’, es decir, los malagueños que vuelven a su provincia tras pasar un tiempo en el extranjero. El año pasado se aceleró esta tendencia, con casi 2.500 llegadas.

Pero además, Málaga es el principal destino de la inmigración interna que se produce dentro de Andalucía. El año pasado recibió a 9.535 vecinos procedentes del resto de provincias de la comunidad autónoma, principalmente de Cádiz (2.113), Granada (2.011) y Córdoba (1.790). A estos movimientos hay que sumar los que se iniciaron desde otras comunidades autónomas: 12.496, con Madrid y Cataluña como principales regiones emisoras.

Además, dentro de los propios límites de Málaga también se registraron numerosas variaciones residenciales: casi 31.000 personas se mudaron de un municipio a otro, de forma que la provincia también encabeza la movilidad interna en Andalucía.

Y es que Málaga no es sólo una provincia receptora de población: también registra un abultado flujo migratorio hacia el exterior. De hecho, es la provincia andaluza de la que más gente salió el año pasado: 46.294 personas, de las que 26.709 fueron al extranjero, 12.496 a otras comunidades autónomas (sobre todo a Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana) y unas 7.000, a otras provincias andaluzas (con Cádiz, Granada y Sevilla como principales destinos).

Marbella y Mijas: dos municipios vecinos con tendencia migratoria inversa

Marbella y Mijas son municipios colindantes y que comparten muchas características: tienen playa, son potentes puntos turísticos y tienen un fuerte componente de población extranjera. Sin embargo, cada uno experimenta una tendencia migratoria totalmente opuesta: Marbella fue en 2017 la localidad andaluza con un saldo migratorio más positivo (ganó 2.799 habitantes) y Mijas se situó en el otro extremo del ranking: fue el municipio que más población perdió en términos netos de toda la comunidad autónoma: concretamente 4.214 vecinos. ¿A qué se debe esta diferencia? La clave está en la población extranjera: casi 8.000 personas de nacionalidad foránea se fueron de Mijas el año pasado (casi 5.000 más de las que recibió este municipio), mientras que Marbella tuvo un saldo positivo de migraciones desde el exterior. Y es que Mijas lleva años viendo disminuir su colonia británica debido entre otros factores al envejecimiento, al aumento de la presión fiscal y a la pérdida de poder adquisitivo.

Pese a ello, sigue siendo la provincia andaluza con un saldo migratorio más positivo: el año pasado registró 3.682 entradas más que salidas. Este superávit contribuyó a que Andalucía en su conjunto rompiera la racha de los cuatro años anteriores, en los que perdió población. En 2017, obtuvo un saldo positivo de 659 personas.

Fuente: https://www.diariosur.es/malaga/malaga-provincia-andaluza-20180717234442-nt.html.-